Faltaban tres días para el Día de la Madre, un día de celebración en el que encontrar el regalo perfecto se convierte en una tarea que requiere tiempo, intuición y suerte.
Mi misión era clara: elegir un obsequio especial para mi esposa.
Como suele suceder, la elección no es tarea sencilla, y me embarqué en un proceso de exploración y cuestionamientos.
Me formulé las preguntas típicas: ¿qué necesita realmente?, ¿qué le gustaría?, ¿hubo alguna sugerencia que se deslizara en alguna conversación pasada?
Luego de evaluar las alternativas, llegué a una conclusión: el regalo ideal sería una cartera de una marca que, aunque prefiero no mencionar por su nombre en este contexto, se encontraba en la cima de la tendencia.
El proceso de compra comenzó en su sitio web, y debo admitir que fue una experiencia impecable. Cada detalle fue considerado: los distintos modelos, tamaños y una paleta de colores variada. Además, se ofrecían promociones con varios bancos. Sin embargo, cuando llegó el momento de confirmar la entrega, surgió una sorpresa. El tiempo de entrega estimado era de cinco días hábiles, y el Día de la Madre estaba a la vuelta de la esquina, con tan solo tres días por delante.
Ante esta coyuntura, comencé a buscar alternativas. ¿Qué tal un servicio de entrega exprés o la posibilidad de recoger el producto en algún punto cercano? Lamentablemente, no se presentaba ninguna solución. La única opción de entrega ofrecida en la compra en línea era, irónicamente, la más lenta: cinco días hábiles como mínimo.
Este inconveniente me llevó a renunciar a mi elección inicial y a embarcarme en la búsqueda de una cartera alternativa. Una marca competidora, que sí ofrecía entregas en 24 horas, se convirtió en mi elección final.
Este episodio me llevó a reflexionar sobre la experiencia de otros compradores y sobre la magnitud de este problema.
Más del 70% de las compras se concretan en las 72 horas previas a un día festivo, lo que me llevó a cuestionar cuántos usuarios se han encontrado en la misma situación que yo.
¿Cuántos habrán abandonado sus carritos de compra en el último minuto debido a problemas logísticos? Además, ¿cuánto han invertido las áreas de producto en la creación de productos de alta calidad? ¿Y cuánto ha gastado el equipo de marketing en posicionar sus productos como los favoritos del público?
Es probable que las áreas comerciales estén evaluando el impacto de las ventas no concretadas debido a un servicio de logística deficiente. Como hemos mencionado en notas anteriores, la logística se ha convertido en la nueva faceta del marketing. La experiencia del cliente no culmina en el momento de la compra, sino cuando el producto llega puntualmente a sus manos, cumpliendo con las expectativas de entrega que los consumidores exigen en este 2023.
En este contexto, en QuadMinds, a través de una potente plataforma de optimización de rutas colaboramos con las empresas para planificar sus rutas de entrega. Con nuestra ayuda, las empresas pueden satisfacer las expectativas de los clientes y proporcionar un servicio más eficiente.
La cartera que compré de la marca competidora llegó puntualmente y cumplió con creces las expectativas. Mi esposa quedó encantada, y su preferencia por la marca anterior se vio eclipsada.
Para concluir, es fundamental comprender que perder una venta debido a una mala experiencia de compra no solo afecta una transacción, sino que también deja una huella en la percepción de la marca y su producto.